domingo

¡Eric se ha comido un pie!

Realizó una primera incisión a la altura del calcáneo, seccionando el tendón de Aquiles, y desguazando el citado hueso, que dividió en 4 partes de tamaño similar que fueron abandonadas a un lado del plato. Un siguiente corte efectuado sobre el astrágalo le abrió paso para lanzarse directamente sobre el delicioso hueso escafoides. Asintió, ocultando sus pupilas tras los párpados en evidente mueca de gozo, tras el primer bocado. Pudiese faltar o no aderezo, el escafoides era su parte predilecta, y no queriendo eternizar la discusión entre la sal y la insipidez, dio por terminada la preparación disponiéndose ya a devorar su plato.

Pie con salsa carbonara y trozos de calabacín, acompañado de unas patatas asadas rebanadas en forma de disco.

El festín dio comienzo preparado sobre cubertería de plata, inédita hasta la ocasión. Empezó por despedazar las falanges distales, respetando la integridad del dedo gordo. Se llevó a la boca una de ellas, pareciéndole más insípida de lo habitual en esa receta. Prosiguió alternando porciones del calcáneo, del escafoides y las falanges, advirtiendo que tal vez el número de patatas fuese insuficiente. Se tomó su tiempo entre cada bocado para saborearlo con cierto detenimiento, pero sin demorarse con el fin de llegar cuanto antes a los jugosos huesos cuneiformes.

Le satisfizo el matiz de sabor que aportaba el calabacín pero se vio sin patatas antes de terminarse las falanges proximales. Sin apenas un segundo de tregua en su ingesta, arrancó el dedo gordo y, tras un previo análisis visual y olfativo, lo acogió íntrego bajo la custodia de su paladar. Bastaron, a lo sumo, cuatro contracciones de sus maxilares para que fuese apto para la deglución.

Acordó con su estómago hacer una breve pausa para hidratarse, teniendo que aumentar incluso la brevedad de tal interrupción al percatarse de la urgencia con que deseaba llevarse otro bocado a la lengua. Sin más reparos, dirigió su tenedor al primero de los cuneiformes, degustando su sabor y paladeando su textura. Repitió el procedimiento, con el segundo y el tercer cuneiforme, sólo entonces pudo sentirse medianamente lleno.

Rememorando ciertos consejos que su doctor le había ofrecido meses antes, optó por rematar el banquete, reservando el metatarso sobrante para la cena.

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