jueves

Jesús Mosterín sobre las descargas

Reproduzco los tres puntos más interesantes (canon digital, descargas de internet y propiedad intelectual) del artículo publicado ayer en El País:

(...)

El canon digital es un disparate jurídico: una multa que se impone a todos los compradores de un soporte con el que se podría delinquir, aunque no se delinca. La excusa de esta tasa sobre los materiales de reproducción digital es que los compradores podrían usarlos para copiar contenidos de propiedad ajena. Es como si se dijera que todo comprador de un cuchillo de cocina debe pasar una semana en la cárcel, pues algunos usan los cuchillos para acuchillar al vecino y la policía no siempre puede encontrar a los culpables.

(...)

No hay que demonizar las descargas en Internet. No es lo mismo copiar que robar. El ladrón priva al dueño de la posesión y usufructo de su propiedad, pero no así el copión, que se la deja entera. No es lo mismo robar un cuadro en un museo que reproducir su fotografía (que, hecha sin flash, no perjudica para nada al cuadro mismo). Los típicos objetos de robo son entidades compuestas de materia y forma, como los coches. Quien me roba el coche me deja sin coche. Los objetos de copia son formas puras, como la información, que no desaparecen por el hecho de ser reproducidas. Quien copia un texto mío no me priva del texto ni de las ideas que expresa, aunque a veces redunde en un lucro cesante. En realidad, aunque me irrita mucho que me roben la cartera, más bien me halaga que alguien se interese tanto por mis escritos como para fotocopiarlos o colgarlos en su blog.

(...)

Las patentes industriales son los productos sometidos a propiedad intelectual más relevantes económicamente; a pesar de ello, tienen una validez de 20 años, tras la cual pasan al dominio público y cualquiera puede usar lo patentado. En su actual regulación, la propiedad intelectual de autores y artistas no solo dura toda la vida del autor (con lo cual es fácil estar de acuerdo), sino que además, tras su muerte, todavía se extiende nada menos que 70 años a sus herederos y a los herederos de sus herederos, que nada han tenido que ver con su creación. Como ha escrito en este diario Josep Ramoneda, "habrá que encontrar fórmulas para que los herederos de un artista no vivan 70 años del cuento".

(...)

Totalmente de acuerdo con Jesús Mosterín en los tres puntos:

--1. El canon no tiene sentido porque se cobra como recompensa por un delito que dan por hecho que cometes, cuando no tiene por qué ser así.
-----1.1 Añado que ese delito no es tal, ya que la copia privada no está tipificada como delito en ninguna de sus formas.
-----1.2 Y en el caso de que fuese delito, ya lo estás restituyendo con el pago del canon, con lo cual podríamos entender el canon como una forma de permiso para hacer copia privada, pero ni eso, se sigue entendiendo como delito.

--2. Equiparar el robo con la copia de música es ridículo. El robo priva al propietario de su propiedad, la copia no le priva de nada.
-----2.1 De todas formas, el supuesto de que privas al artista de la retribución económica que percibiría por la compra de su obra induce a pensar que compraríamos todos los discos que descargamos si no tuviésemos acceso gratuito a ellos. Falso.

--3. Una patente industrial (por ejemplo, quien inventa la fórmula de un fármaco contra el cáncer) tiene una duración de 20 años, y al pasar esos 20 años cualquiera puede usar la fórmula para producir ese fármaco y comerciar con él. La propiedad intelectual dura toda la vida del autor y es herditaria hasta 70 años después de su muerte. Sin comentarios.
-----3.1 ¡No a la SGAE!

También me gustaría citar una frase del señor Mosterín con respecto a la SGAE, que nos acerca una idea sobre qué clase de gente son los que gestionan los derechos de autor:
"Con 30 libros a cuestas, supongo que soy uno de los autores. Sin embargo, nunca he recibido un céntimo de la SGAE.
"

domingo

Parecidos Razonables (2)



Por todos es sabido que el señor Liam Gallagher es fan e imitador de este otro señor, el John Lennon ese. Quizá es una de las más brillantes imitaciones que he visto nunca, ya que la voz de Gallagher aunque rasgada del mismo modo que Lennon (incluso más exagerado) no pierde su personalidad nunca. Pero si le copia hasta el aspecto la cosa ya canta.

De todas formas, se agradece que años después de su muerte haya artistas que recojan su legado, al menos, yo lo agradezco.

Siempre nos quedarán estas perlitas que, quizá no dignas de Lennon, pero que nos hacen acordarnos inevitablemente de él.



jueves

La Gotera

Se despertó sobresaltado, arrugó la frente y se la palpó, notándola insólitamente húmeda. Atribuyó este hecho a alguna pesadilla angustiosa, o a un sueño de otra índole, que le hubiese provocado una reacción sudorosa. Fue entonces, mientras divagaba en pensamientos aún mezclados con el sueño, cuando notó cómo una gota de agua rebotaba sobre el revés de su mano, que achicaba todavía el agua de su cabeza.

Durante varios segundos, que empleó principalmente en conjeturar, su frente acogió, inmóvil, un sinfín de gotas más. Por la verticalidad de su caída y el ritmo en que se desprendían del techo, dedujo que todas ellas respondían a un mismo motivo: una gotera. Y se mosqueó.

Se incorporó con desgana, descargando todo el líquido sobre la almohada, que acto seguido arrojó al suelo. Corrió hacia la cocina en busca de un cubo, o cualquier recipiente cóncavo capaz de resistir la gotera durante el tiempo que tardase en llegar un fontanero. Cogió una cacerola de dimensiones no desdeñables. Giró sobre sus pasos e inició una rápida carrera de vuelta a la zona afectada, hasta que advirtió que el pasillo estaba salpicado por pequeñísimos charcos en fila india, separados cada uno de ellos por la misma distancia, y que seguían el recorrido que él había descrito para llegar a la cocina. Se detuvo durante un momento para reparar en el curioso fenómeno hasta que notó un golpecillo húmedo en su cabeza.

Miró hacia arriba, y antes de parpadear, recibió una nueva gota en su frente. Considerablemente irritado, depositó la cacerola bajo la recién descubierta gotera, y maldijo a los vecinos de arriba.

Reinició la carrera, regresando a la cocina a por una olla para contener la gotera que caía sobre la cama. Incomprensiblemente, las sábanas estaban secas, ni una sola gota se había desplomado sobre ellas durante el tiempo en que tardó en coger la olla. Otra vez, detenido buscando explicación, recibió otra breve tropa de partículas de agua suicidas que se arrojaban valientes desde el techo para morir en su cabeza.

Intentó buscar un ente divino o tal vez uno gubernamental sober el que descargar su ira, pero ninguna forma encontró de mitigar su indignación.

La cacerola del pasillo estaba vacía, no había rastro de charco alguno, ni de salpicaduras. Sólo cuando se asomó a la pota pudo notar de nuevo el fatídico impacto de una gota.

Se sentó en su sillón con el fin de relajarse, pero la gotera volvía a irrumpir aligerado su carga sobre su calva desnuda. Se puso unos zapatos y salió a la calle maldiciendo a gritos. Pero allá a donde iba le seguía una estrecha lluvia que descansaba, únicamente, sobre su cabeza.

Tomó la determinación de intentar a aprender a convivir con la gotera, pero le era demasiado antipática. Asumió que en ese estado, estaba abocado a la locura, y que el hecho de asumirlo ya era un signo de cierto trastorno mental. Decidió dedicarse a la pesca de riesgo, tripuló un pequeño pesquero que faenaba en días de tormenta, y se fue a vivir al norte con la esperanza de que siempre lloviese.

Fue feliz, Dios sabe que lo fue, pero la gotera no lo ha abandonado todavía. Su ataúd se sustituyó por uno fabricado en plástico, y cabe decir que en su nicho florecen plantas de belleza insuperable, regadas eternamente por una gotera maldita.

lunes

Arte Psicodélico

He encontrado una web que reune una lista de las mejores 200 portadas psicodélicas de discos de los 60. Hay cantidad de ellas acojonantes.

Entren, no sean tímidos:

http://rateyourmusic.com/list/sandysays/psychedelic_cover_art

martes

Discografía de los Beatles (en orden de preferencia)

Abbey Road (1969)

Las razones son bien sencillas, la primera parte es un deleite de temas de todo tipo: Come Together de Lennon abre el disco de forma inmejorable. Es uno de esos temas que no envejece, era un sonido moderno entonces, y lo sigue siendo ahora, de haberse compuesto en la actualidad seguiría siendo fresquísimo. Además encontramos las mejores composiciones de George Harrison con The Beatles, como son Here Comes the Sun y Something, unas virguerías melódicas de tres pares de cojones. McCartneny tiene un papel destacado en las fabulosas Oh! Darling, una atípica balada blues en la que saca su mejor voz, y You Never Give Me Your Money.

Pero lo tremendo viene en la segunda parte, que contiene el que, para mi gusto, es el mejor medley editado nunca. Una serie de 8 canciones enlazadas entre ellas en calidad in crescendo. Pequeñas piezas de un minuto y medio que conforman uno de los mejores momentos musicales de la historia de la música pop. Sencillamente increíble.

Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967)

Muchos lo consideran el disco más importante de la historia y el mejor de los Beatles. Si bien Abbey Road le gana en intensidad. Pero en su momento, este álbum tuvo que haberlo cambiado todo. No niego la posible influencia del Pet Sounds de The Beach Boys, no tanto musical, sino de carácter motivacional a la hora de componer y superar la obra de los anteriormente citados.

Llevo años escuchando sin parar este disco y todavía no salgo de mi asombro. Tiene auténticas virguerías musicales: Lucy in the Sky with Diamonds, culminación del pop psicodélico, She's Leaving Home, una de las mejores composiciones de McCartney (me atrevo a decir que por encima de Yesterday y Let It Be), incomprensiblemente infravalorada, Fixing a Hole, otro temazo de Paul, y la genial, auténtica e inigualable A Day in the Life, donde los dos genios unen sus talentos para crear música como Dios manda. Todo el disco en conjunto, guarda un sonido que jamás se ha vuelto a encontrar en otros álbumes, algo que sólo los Beatles pudieron lograr, ayudados siempre del fantástico George Martin a la producción, muy responsable en parte de ese sonido.

Revolver (1966)

Revolver también podría ser el mejor disco de los Beatles, al menos es el más completo. Son 14 canciones cojonudas sin excepción. Rock atemporal, hoy lo llamarían alternativo o indie, pero este disco sobrevivirá siglos y siglos y no dejará de ser moderno. Empezando por Taxman de Harrison, no su canción más melódica, pero sí su tema de rock más convincente, indiscutible en mi lista de canciones favoritas. Eleanor Rigby tiene una base de cuerda digna de genio, obra del productor George Martin, que demuestra ser el quinto beatle haciendo del tema de Paul una canción grandiosa. I'm Only Sleeping, She Said She Said o Dr. Robert son temas de rock que podrían ser obra de cualquier grupo de hoy en día, pero a ver a quien se le ocurrían en el 66 si no a unos genios. Here, There and Everywhere es una lección de como componer melodías y de como cantarlas, una canción preciosa. Tomorrow Never Knows es un experimento psicodélico de Lennon, una canción realmente poderosa que te transporta a un mundo onírico con tan sólo escuchar sus acordes. Es el tercer mejor álbum, pero podría ser el primero por méritos.

Help! (1965)


En aquella época todavía no habían reinventado la mú
sica, pero sí que sabían hacer grandes canciones. Y este disco no es más que una colección de grandes canciones, fieles al estilo de mediados de los 60, que nadie mejor que ellos supo explotar. Help! es un gran ejemplo, ¿es que se puede hacer una canción mejor? Lennon se ganó la medalla de compositor con este tema que abre el disco, fabuloso en su conjunto. Este es el disco de Lennon, aún contando con que McCartney aporta su (para mí sobrevalorado, qué raro soy joder) Yesterday y la genial The Night Before entre otras. Pero es que John está en plenitud. You've Got to Hide your Love Away, Ticket to Ride, You're Going to Lose That Girl... Son al fin y al cabo las canciones que han hecho grandes a los Beatles. Llevo un rato intentando disimular mi predilección por Lennon pero... estoy seguro de que McCartney soñaba con componer estas canciones él. Los aportes de Harrison también son interesantes: I Need You y You Like Me Too Much, demostrando su sitio en el grupo en el apartado de composición.
White Album (1967)


Este doble álbum es una prueba de la versatilidad y eclecticismo de estos cuatro chavales. Se grabaron 30 canciones de una tacada, y aún asumiendo que muchas son de relleno, de cada 30 canciones de los Beatles 20 son buenas. McCartney nos sorprende con Back In the USSR, rock al estilo Beach Boy pero mucho más eléctrico, Helter Skelter, demostrando que si le da la gana también podría hacer heavy y seguiría siendo el mejor; completamente distinta es Martha My Dear en la que se sienta al piano, parece incomprensible que haya salido de la misma mente que la anterior. Por parte de Lennon encontramos: Yer Blues, un blues lastimoso y duro a la vez (me encanta esta versión con Dirty Mac), Glass Onion, Happiness is a Warm Gun y la hermosa balada Julia (John es mejor que McCartney incluso componiendo melodías ñoñas). La perla de Harrison no es otra que While My Guitar Gently Weeps que termina por ser la mejor canción del disco, prácticamente (Eric Clapton a la guitarra, por cierto).

Rubber Soul (1965)

Creo que es a partir de este disco cuando los Beatles empiezan a reinventar el sonido de los 60. Otro de los discos redondos, con canciones que no pierden ni un ápice de calidad en ningún momento. Las mejores para mí: Drive my Car, Girl, Michelle, Wait, Run for your Life, In my Life... Ya empiezan a sonar eléctricos, más eléctricos que nadie, las composiciones siguen siendo las mismas, pero hay más trabajo en la producción y en el sonido.


A Hard Day's Night (1964)

Era su época de ser los dioses del pop y del fenómeno fan, cuando tocaban en estadios y no se les oía nada porque los decibelios de adolescentes chillando de emoción les sobrepasaba. Una colección de grandes canciones sin duda (la película también es buena, sobre todo por las canciones), cabe destacar: If I Fell (sigo sin saber por qué esta canción no está mejor considerada que Yesterday, cosas de la vida), Can't Buy Me Love, And I Love Her, I'll Cry Instead, You Can't Do That y por supuesto la que da título al álbum.

Please Please Me (1963)


El primer disco que publicaron, ya apuntaban maneras está claro. En aquel entonces era habitual encontrar versiones de canciones de la época -los Beatles versionaban sobre todo música negra-. Pero las mejores canciones ya eran las que ellos mismos habían compuesto (salvando Twist and Shout): I Saw her Standing There, Love Me Do, P.S. I Love You o Do You Want To Know a Secret. Un disco que suena a principios de los 60 y que no aporta demasiado en innovación musical.




(to be continued)

domingo

De cómo me caí en plena calle y cómo me sentí al caerme

Caminaba yo circunstancialmente por una calzada curtida en baches y socavones, cuando entré en conflicto con uno de ellos, uno que trató de detener mi caminar y ponerme en situación de vergüenza y ridículo.

Tratábase de un agujero abierto al exterior en su cavidad superior, y de abismal profundidad. Algún resentido lo había rellenado minuciosamente de hueco y de vacío, y su ubicación era maliciosa, cabía pensar que era una trampa. No lo avisté a tiempo, de lo contrario lo hubiese esquivado con cierta soltura. Admito que soy de caminar despreocupado y no pongo toda mi atención a la continuidad de mis pasos, pero suelo obtener grandes resultados; presumo de una gran estadística en número de paseos completados sin desliz.

Pudiera ser que me equivoque en la comprensión del funcionamiento de un agujero (y para que yo admita un error...), pero juraría que el hoyo no estaba en ese lugar antes de que mi pie hubiese tanteado el terreno. Yo traía carrerilla acumulada tras muchos pasos previos al que, fatídicamente, tropezó con el socavón. Todo fue sospechoso desde el principio. Mi pie aterrizó en una zona donde yo entendí que debería haber suelo. Creo que fue entonces cuando el agujero entró en actividad. El hecho de que el vacío sea un lugar repleto de espacio donde poner cosas, pero escaso en puntos de apoyo impulsó mi resbalón. “Qué hostia me voy a dar” y otros pensamientos similares eligieron mi mente como punto de encuentro, y la invadieron de tal manera que perdí los nervios.

Grité. Dediqué un primer grito a proclamar mi estupor. Y un segundo a revelar que estaba aterrorizado. No estoy familiarizado con el desequilibrio, aquel contratiempo era fastidioso de cojones.

El caso es que no encontré superficie sobre la que descansar mi pie para tomar impulso para el siguiente paso. Había hundido mi pierna hasta la altura de la rodilla, y ya era tarde para rectificar mi movimiento. Me vi en la estricta necesidad de precipitar todo mi cuerpo sobre el agujero, cediendo los derechos de mi integridad física al campo gravitatorio. Y que decida la Diosa fortuna. Sólo supliqué que el cúmulo de espectadores no fuese excesivo, y que ninguno de ellos portase una videocámara.

Durante el descenso perdí el conocimiento cuatro veces aproximadamente, y por desgracia lo recuperé en seguida todas ellas. No sucedió lo mismo con mi reputación y prestigio, que perdí tras el percance pero que todavía no he recuperado.

No se preocupen, lectores, no cabe mencionar ninguna lesión grave. A lo sumo una herida en mi orgullo que difícilmente se borrará. Iré con más cuidado la próxima vez.

¡Eric se ha comido un pie!

Realizó una primera incisión a la altura del calcáneo, seccionando el tendón de Aquiles, y desguazando el citado hueso, que dividió en 4 partes de tamaño similar que fueron abandonadas a un lado del plato. Un siguiente corte efectuado sobre el astrágalo le abrió paso para lanzarse directamente sobre el delicioso hueso escafoides. Asintió, ocultando sus pupilas tras los párpados en evidente mueca de gozo, tras el primer bocado. Pudiese faltar o no aderezo, el escafoides era su parte predilecta, y no queriendo eternizar la discusión entre la sal y la insipidez, dio por terminada la preparación disponiéndose ya a devorar su plato.

Pie con salsa carbonara y trozos de calabacín, acompañado de unas patatas asadas rebanadas en forma de disco.

El festín dio comienzo preparado sobre cubertería de plata, inédita hasta la ocasión. Empezó por despedazar las falanges distales, respetando la integridad del dedo gordo. Se llevó a la boca una de ellas, pareciéndole más insípida de lo habitual en esa receta. Prosiguió alternando porciones del calcáneo, del escafoides y las falanges, advirtiendo que tal vez el número de patatas fuese insuficiente. Se tomó su tiempo entre cada bocado para saborearlo con cierto detenimiento, pero sin demorarse con el fin de llegar cuanto antes a los jugosos huesos cuneiformes.

Le satisfizo el matiz de sabor que aportaba el calabacín pero se vio sin patatas antes de terminarse las falanges proximales. Sin apenas un segundo de tregua en su ingesta, arrancó el dedo gordo y, tras un previo análisis visual y olfativo, lo acogió íntrego bajo la custodia de su paladar. Bastaron, a lo sumo, cuatro contracciones de sus maxilares para que fuese apto para la deglución.

Acordó con su estómago hacer una breve pausa para hidratarse, teniendo que aumentar incluso la brevedad de tal interrupción al percatarse de la urgencia con que deseaba llevarse otro bocado a la lengua. Sin más reparos, dirigió su tenedor al primero de los cuneiformes, degustando su sabor y paladeando su textura. Repitió el procedimiento, con el segundo y el tercer cuneiforme, sólo entonces pudo sentirse medianamente lleno.

Rememorando ciertos consejos que su doctor le había ofrecido meses antes, optó por rematar el banquete, reservando el metatarso sobrante para la cena.

viernes

Parecidos Razonables (1)





1. La voz de los cantantes es prácticamente la misma. Tienen el mismo registro, y abusan de los mismos recursos. Cada vez que agudizan su tono suenan totalmente idénticos.

2. Uno de los dos le ha copiado la (rizada) cabellera al otro.

3. No siendo demasiado parecidas las dos canciones, se nota que son del mismo estilo.

4. Ambos videoclips son asombrosamente parecidos.

5. La estética de ambos grupos es similar.

Les recomiendo la escucha de ambos grupos, pero... ¿de verdad que no son el mismo?










martes

Hullabalooza

Sería fabuloso comenzar citando a algún filósofo moderno alemán, pero a los pedantes no se nos hace ningún caso a día de hoy, así que lo más conveniente es disimular y fingir que no lo soy.

¿Saben qué es Hullabalooza? ¿Además de una referencia a la cultura pop extraída de Los Simpson?

Hullabalooza es un espacio donde rebanarme los sesos, y si surge la ocasión, exprimirlos y ofrecerles un vaso lleno de materia gris a todos los presentes.

Es un espacio de debate individual y coloquio unilateral, donde no se acepta más opinión que la mía, pero en el que todo el mundo es libre de ser censurado y denostado.

Hullabalooza es el último grito. El de agonía. Un grito que reclama atención desesperadamente.

Hullabalooza es una pérdida de tiempo, un saco de boxeo, un blog, una nueva fórmula que me he inventado para follar más, una víctima de mi creatividad, una bomba de relojería, un rapero americano desarmado, un ciervo huérfano e indefenso, un anuncio de Spotify, un esputo de Beyoncé, una mentira piadosa, una crisis económica, un tramo del Camino de Santiago, un cero a la izquierda, un guiño de Jim Carrey, un cheque sin fondos, una joven promesa del hockey sobre hielo, una stripper dentro de una tarta, una secuencia infinita de conceptos del todo inconexos, una tormenta de verano, un joven Luis XVI perdiendo la cabeza por una chica, un helicóptero de salvamento, una colina solitaria, una madre adolescente, una humedad incómoda en la entrepierna, un chiste de Irene Villa, una curiosa coincidencia...

Sean todos ustedes bienvenidos a Hullabalooza.